Paisaje sonoro del Castillo de Alaró

Archivo sonoro y transcripción en el marco de la exposición #antoniadelrioesbaluard

El pictograma de paisaje se representa con la imagen esquemática de dos picos en forma triangular y una circunferencia que identificamos como el sol. En esta postal sonora, el pictograma del paisaje, ha sido sustituido por la silueta de las montañas de Alaró, Es Castell y Alcadena, que se alzan en esta forma tan característica.

En el reverso de la postal encontramos un código QR que podemos escanear para escuchar las voces que nos explican y al mismo tiempo nos “hacen ver”, como es el Castell d’Alaró:

  • ¿Nunca has subido al castillo? ¡No puede ser!
  • ¿Nunca has subido al castillo?
  • ¿Nunca has estado?
  • No, nunca.
  • ¿Y no subirás?
  • Son, paso a paso, sin perder el ritmo, pim pam, pim pam, 25, 30 minutos.
  • No sé qué decirte, porque los jóvenes llegarían en un cuarto de hora, y nosotros… en media horita, vamos, en una hora llegábamos al castillo.
  • Una ruta que sabes que tienes que hacerla pausadamente. Tiene una serie de paradas en puntos concretos, mayoritariamente la gente suele pararse para merendar, y aquí tal…
  • Porque en el castillo, cuando subes, arriba hay una explanada muy grande.
  • Muy grande. Además, vas a verlo, hay gente, en el restaurante siempre hay gente fuera, siempre.
  • Está como el restaurante, y muchísima gente.
  • Bueno, está la peña, ¿no? Y para llegar a la cima, hay un camino, escalonado, de piedra, y te encuentras con una primera entrada que sería la muralla, donde aún se reconocen y se ven los restos de lo que sería la fortificación. Porque hay unas pequeñas grietas. Eso sería la primera entrada.
  • Bueno, para subir al castillo…, es un peñasco. Es una roca. Subes por el interior de las murallas, es decir, subes por las escaleras. Subes por las escaleras, cruzas una puerta. Después, sigues subiendo por las escaleras, subes a una torre a la que llaman la torre del homenaje. Nosotros la llamamos «el constipador» porque allí siempre corre el aire, pero es la torre del homenaje.
  • Entras en la primera habitación, nosotros la llamamos «el constipador». Tiene forma cuadrangular, es un cuadrado. Y bien, hay…, simplemente está el pasillo. Están las cuatro paredes y los dos portales, ¿no?
  • Una torre cuadrada, muy alta, de piedra. Porque cuando subes, sudas mucho, normalmente subes sudando, y cuando pasas por esa especie de torre, ahí corre mucho el aire, claro, y, por eso, lo llaman «el constipador», porque la gente sube sudada, pasa entre los muros, y allí te da un golpe de aire y, cuando sales… (tose). ¡Bueno! ¡A mí no me ha pasado nunca! Sí, es una torre así, y pasas.
  • Aquí hay unas escaleras que suben al acantilado, y detrás de las escaleras hay una torre, es la torre del homenaje, también se pasa por dentro. Y aquí, los de Alaró, la llamamos «el constipador», porque siempre que pasas hay mucha corriente de aire. Creo que el nombre oficial es torre del homenaje.
  • El castillo, bueno, tiene una entrada a la que llaman «el constipador». Después hay varias murallas, y luego, también, unos aljibes, en la parte de atrás. Y el castillo tiene posada, para la gente que va allí, y después la capillita.
  • Y delante está, aquí, a la izquierda, la ermita, una ermita pequeñita. Y luego un buen, un buen, eso… patio. ¡No me salía! Bueno, algo cubierto… ¡un porche! ¡Un porche! Delante de la Virgen. Y bueno, quiero decirte, después, en esa explanada, en la parte trasera, y luego te asomas y hay una especie de acantilados, son el Orengar. Le llaman el Orengar. El Orengar. Y después, justo delante, está esa explanada tan grande, y luego, bajando, hay… ¡Ah! A la izquierda… ¡Bueno, no sé si te sitúas! Esto es la ermita y esto es el porche, aquí, todavía, la explanada grande, después viene otra pared, luego un mirador, desde donde ves a la gente que sube.
  • Por aquí, hacia aquí, ves el Pla, aquí, la Serra, i aquí una vista intermedia. No ves Orient completo, pero sí que ya ves un poco el Puig de l’Alcadena.
  • Tienes la pared, que da a la parte de Lloseta, ves Inca, los días claros ves Alcúdia, ves Pollensa… Quiero decir que ves toda la zona de allá. Y desde el primer patio, cuando llegas, ves Palma, Santa Maria, Alaró… Las vistas son espectaculares. Nosotros, por ejemplo, hemos ido en verano, de día, en un día claro, claro, y hemos visto Cabrera. Cuando el día es claro, ¡las vistas son espectaculares!
  • Desde una colina de poniente puedes ver Eivissa, pero no Formentera. Y no la puedes ver porque es demasiado baja y la curvatura de la tierra no te la coge. Y eso fue muy chulo, porque Míriam me dijo: «Quiero hacer una foto y no veo que pueda salir Formentera, no la veo o la veo unida a Eivissa, no sé, explícamelo». Y le digo: «Es cuestión de calcularlo». Y lo calculé y le dije: «La curvatura, exacta, no da». Y escribí un artículo y lo tienen en la estantería, sobre porqué el castillo de Alaró es la prueba de que la Tierra es redonda.
  • Enfrente de la ermita, aquí está la ermita, hemos dicho, y allá, un poco más lejos, después de la pequeña cisterna, aquí, a la derecha, después del porche, hay un jardincito, pequeñito, pequeñito.
  • O sea, si miras frontalmente hacia el poche de la capilla, a la izquierda tendrías este edificio que tiene forma de «L» y acaba tocando la capilla. ¿No? Sí, sí, así sería.
  • I después, si sigues, más adelante, hay una capillita pequeña. Hace poco restauraron el retablo.
  • Sí, la ermita es pequeñita, enfrente está la Virgen, después dos ángeles, aquí. Un altar, como se supone. Pero aquí había un banco, y aquí había otro. Dos bancos pequeños. En la parte de atrás, o sea, esto, después, enfrente de la ermita, antes de llegar al altar, había un portal pequeño con un portal un poco alto. Y subías a otra habitacioncita donde había, una cómoda, una o dos sillas, un confesionario… Después, pasabas por detrás de la Virgen. Por detrás del altar. Y allí estaba… la Virgen, a la que podías dar la vuelta. Y puedes pasar por detrás de ella, y la podías adorar. Y luego volvías a dar la vuelta. Aquí había otro pequeño portal, ¡pum! Y bajabas. Pequeñita, la ermita es pequeñita.
  • Pasas por detrás de la Virgen. Puedes darle la vuelta. Es como la de Lluc, le puedes dar la vuelta por detrás. Y sales por el otro lado.
  • Y después, bueno, cuando sales, a este lado de la ermita está la cocina. La restauraron, toda nueva, de aluminio, ¡una pasada!
  • Entrabas y estaba la cocina del castillo. Enfrente había una de esas cocinas con fogones antiguos, unos lavaderos antiguos, y después, aquí, una buena chimenea… O sea, una cocina antigua. Y bajabas por unos pequeños peldaños y había una despensa. Aquí, en la parte de la derecha de la ermita.
  • En la parte trasera de la ermita, lo que restauraron, están las nuevas habitaciones, como las llaman. Hay una habitación enorme, en la que deben de caber unas treinta o cuarenta literas, y después unas cuantas habitaciones que son de cuatro, de seis…, donde te puedes quedar a dormir.
  • Las habitaciones son muy chulas porque son de madera, todos los muebles son de madera. De piedra vista, y está muy bien integrado.
  • En esta zona hay celdas, hay celdas en las que te puedes quedar. Y había, cuando entrabas, un comedor. Un comedor, no. ¡Una sala! Con unas… con unos sofás. Los cojines eran de tela de lenguas.
  • Hay una chimenea, mesas largas y una especie de sofás de madera, un poco… son más viejos que Cascorro, como yo. Si quieres comer, si quieres quedarte ahí un rato… hay una sala… unos sofás de los tiempos de María Castaña, creo que deberían haberlos cambiado, pero bueno…
  • Del castillo, me gusta mucho la luz de esos días de verano en los que son las ocho o las nueve de la noche y vienes por el camino y te hace esas…, ese…, cuando está ya oscureciendo, cuando el sol ya no está, y ves ese juego de azules. De diferentes azules.
  • Y sus peñas, con sus escorrentías y sus minerales, sacan unos rojos magníficos. En el castillo, pasa como en cualquier parte del mundo, por otro lado, nunca es igual. Ahora mismo, cuando venía, en Sa Cabaneta, me he parado en el pueblo, en Consell, y he hecho una foto. ¡Claro! Tenía un gris… un gris azulado muy intenso y detrás habían desaparecido las montañas porque había una cortina de agua. ¡Ah! ¡Era magnífico! ¡Era magnífico! Y con un gris plomo, de esos de… Y vas otro día, a la puesta de sol y todo eso y, pffff, ¡tiene un brillo! ¡Pffff!
  • Anaranjados, blanquecinos, rojizos, grisáceos…, según el momento del día. Suele ser bonito por las tardes. Es cuando el sol le da de lleno y destacan más los colores. Y el tiempo ideal para subir es este, o los meses de abril-mayo. Los colores van cambiando. Ahora, por la mañana, el sol va subiendo y le hace sombra. Al mediodía le da de lleno, y por la tarde, el sol se pone por allí, le da de frente. Y en verano, cuando subes, en el último tramo, vas bordeando el acantilado y la pared está caliente. Se ha calentado durante todo el día y está caliente. Está caliente, caliente, caliente.
  • Si te dijeran: ¿Podrías vivir sin el castillo? ¿No? Como lo de las Torres Gemelas, que cuando se cayeron mucha gente decía que nos faltaba ese referente visual. Pues yo creo que sí, que podría vivir sin él, ¿no? Quiero decir… no lo sé… pero, vaya. Te acompaña. Quieras o no, es algo que está. Como supongo que el que vive frente a una bahía, por el hecho de ver el mar… Como el que tiene ese cuadro, ese de casa que siempre tienes ahí, ¿no? Siempre. El que tienes ahí colgado y cuando un día ya no está, como que … te sorprendería, sí. Creo que el castillo es un poco eso, es el escenario, ¿no? Es el escenario de una vida en Alaró.

 

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27 de octubre de 2022 → 29 de enero de 2023