Antonio Saura, de formación autodidacta, comenzó a pintar a los quince años, durante la convalecencia de una larga enfermedad. En 1952 viajó a París, donde residió hasta 1955. Allí entró en contacto con las vanguardias de la época, como el informalismo francés o el expresionismo abstracto americano de Pollock o De Kooning. Este hecho provocó que abandonase el surrealismo inicial de su obra para encaminarse hacia el arte abstracto. En 1957, de regreso a España, funda, con artistas como Luis Feito, Manolo Millares y Rafael Canogar, entre otros, el Grupo El Paso, convirtiéndose así en los introductores del informalismo en el territorio nacional. Sus integrantes se sienten herederos de la España negra y por ello comparten características como el dramatismo, la sobriedad cromática o una fuerte expresividad. La obra de Antonio Saura podríamos decir que toma del surrealismo lo negativo, lo monstruoso, lo natural, lo violento y lo intuitivo, del action painting, el carácter gestual del proceso creativo, y del informalismo, la abstracción. De entre su extensa producción, destacan series de obras como Crucifixiones, Historia de España, Multitudes, Retratos imaginarios o Saurimaquias.
E.C.