María Blanchard

Santander, 1881-París, 1932

María Blanchard, de familia acomodada, realiza su formación en pintura en Madrid y París –en esta última ciudad de la mano de los pintores Hermen Anglada-Camarasa y Kees Van Dongen–. Blanchard, tras conocer las nuevas corrientes vanguardistas, adopta la práctica moderna en su obra y se instala de forma permanente en París, en 1916, donde mantiene una participación activa en el círculo artístico y establece un estrecho vínculo de amistad con Diego Rivera, Juan Gris, Angelina Beloff y André Lhotte, entre otros artistas.

Abandona el estilo figurativo clasicista que caracterizaba su obra inicial, realizada entre 1908 y 1913, para vincularse de forma plena a la «nueva pintura» creada por Picasso y Braque, el cubismo –movimiento que rechazaba la forma de representación del arte occidental tradicional–, en su vertiente sintética, convirtiéndose en una de sus figuras más destacadas, junto a Juan Gris y Jaques Lipchitz, entre otros artistas. En 1927, sus problemas de salud, unidos a una crisis personal –que además coinciden con la muerte de Gris, hecho que le afectó muchísimo–, influyen en su producción, alejándose del cubismo y limitándose a la figuración y al retrato.

S.H.