Vive y trabaja en Múnich y Pequín. Fischer define la fotografía como un medio ligado a la pintura a través de la cual consigue la representación directa del mundo visible con la ayuda de las herramientas digitales. En primer lugar, el retrato y, posteriormente, la arquitectura, son los dos ejes vertebradores de su obra, haciendo visible lo que no apreciamos de la realidad, siempre mediante recursos como la reducción del encuadre y la ampliación del formato, la objetividad tanto en un género como en otro o el desarrollo de exhaustivas series que abandona y retoma de manera discontinua, pero no vistas como una repetición sino como variaciones de un mismo tema.
Sus retratos colectivos, iniciados durante su primera estancia en China, son fruto de su exploración acerca de la relación individuosociedad, mientras que los conocidos retratos individuales, como «Chinese Pool Portraits», responden a su voluntad de aislar al protagonista de su contexto geográfico, suspendiéndolos en tiempo y espacio y descontextualizándolos al sumergirlos en agua, por ejemplo. Esa misma intención de huir de toda referencia espacial y temporal permanece en sus trabajos relacionados con la arquitectura, como en la serie «Façades», donde anula la función meramente descriptiva y rompe con la asociación entre imagen y realidad convirtiendo el motivo capturado en composiciones abstractas.
Ha expuesto en el Musée d’Art moderne de la Ville de Paris (1989, 2007), en el Centro Galego de Arte Contemporánea (Santiago de Compostela, 2003), en la Pinakothek der Moderne (Múnich, 2003), en el Museo de Arte Contemporánea de Vigo (2008) y en el Domus Artium 2002 (Salamanca, 2011), entre otros. Su obra forma parte de destacadas colecciones como, por ejemplo, el Centro de Arte Caja de Burgos, Artium de Álava (Vitoria), Musée d’art moderne et contemporain de Estrasburgo, Institut Valencià d’Art Modern (Valencia), Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (Viena), Musée d’Art moderne de la Ville de Paris y Es Baluard Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma.
E.B.