
Waste Lands
Un museo no solo debe presentar lo estético o la singularidad de la pura experiencia artística. Un museo debe promover exposiciones de ensayo que reflexionen sobre la realidad actual y su entorno inmediato, situándose en la encrucijada de las problemáticas de un mundo en conflicto con un posicionamiento crítico y de debate frente a las mismas. El Mediterráneo que nos rodea y los países limítrofes, con sus crisis y contradicciones sin resolver y sus transformaciones políticas y sociales, forman parte de una serie de programas y proyectos que Es Baluard lleva a cabo con carácter regular. Desde la creación contemporánea proponemos analizar y repensar las crisis latentes y sin resolver. Así, con «Waste Lands», utilizamos el dispositivo de la exposición para presentar una narración hilvanada por Piedad Solans sobre estos conflictos próximos y latentes, zanjas y heridas que tenemos que aprender a entender y decodificar.
Waste Lands, texto de la comisaria Piedad Solans
Waste Lands: tierras devastadas. A través de la obra de diez artistas procedentes de Afganistán, Argelia, Azerbaiyán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Marruecos, Líbano y Palestina, la exposición aborda los paisajes y entornos urbanos, sociales y arqueológicos en países destruidos y empobrecidos por las guerras, la especulación y la voracidad depredadora de las grandes compañías de gas y de petróleo, la herencia poscolonial, el terrorismo y la violencia de los estados y las luchas locales, políticas y religiosas.
Waste Lands: tierras arrasadas, saqueadas y convertidas en depósitos residuales de armamento, campamentos donde habitan poblaciones excluidas y personas refugiadas, ruinas expoliadas y lugares abandonados, suelos desertizados y estériles, fronteras electrizadas.
Las artistas que configuran la exposición proceden de historias y narraciones diferentes. Conocen, a través de su propia memoria y de la de sus pueblos, las migraciones forzadas, la guerra, el exilio, la extranjería. Su condición es la de borderline: habitan en la frontera entre culturas, lenguas, mundos dispersos. Plantean el sufrimiento y la pobreza que el terror ideológico y los abusos del poder producen en la población. Sin embargo, no aceptan ser víctimas. Denuncian y documentan la violencia y la injusticia, la soledad y la explotación de las personas vulnerables. Y muestran la inagotable resistencia para sobrevivir, incluso con humor, solidaridad y belleza, en un medio inhóspito.