En esta pieza de vídeo encontramos al actor belga Bernard Eylenbosh, encarnando al alter ego del artista, que a lo largo de cinco capítulos narra en primera persona y mirando a cámara proyectos de Carles Congost que no se llevaron a cabo, mostrando al espectador una especie de antología de obras irrealizadas por parte de este creador.

Con esta propuesta, Congost profundiza en la parte más desconocida por el público de la profesión de artista visual. El creador se expone como ejemplo, enumerando proyectos y trabajos más allá de los currículos habituales, llenos de premios o éxitos, y poniendo de relieve los que, por diferentes razones, no llegaron a nacer o fueron un fracaso. Paradójicamente, y a eso juega el propio artista, la lista de proyectos irrealizados se formalizan en sí mismos al contarlos, gracias a la narración de su alter ego, y dejan de ser ideas descabelladas no materializadas para formar parte de la obra, aunque sea en un formato diferente al que él en su día ideó.

La pieza tiene una cuidada puesta en escena, un espacio interior que recuerda a un despacho o una oficina, un escenario neutro y anodino con el que el artista concede toda la importancia a la oralidad del relato y a la interpretación del actor. Los episodios se suceden con la explicación de historias ocurrentes y situaciones insospechadas del pasado del creador, en una concatenación de anécdotas que, inicialmente, pueden parecer simpáticas y naífs pero que en el fondo retratan de manera excepcional el funcionamiento y los entresijos del sistema del arte contemporáneo. Los cinco proyectos irrealizados dibujan un arco temporal en la vida del creador que corre en paralelo a los años de la burbuja inmobiliaria y al inicio de la crisis en el Estado español. Congost nos ofrece un relato autobiográfico que, lejos de ser un ejercicio egocéntrico, articula una narración a modo de ejemplo de cómo la situación sociopolítica afectó a los agentes artísticos y al sistema mercantil del arte.

I.LL.